lunes, 22 de diciembre de 2014

Las cosas claras y explicarlo mejor imposible.

Ya podemos ver el primer efecto de las pasadas elecciones en que los de CCOO pasaron a ser la segunda fuerza en la Caixa: la dirección toma decisiones sin contar con la representación de los trabajadores.
Esta sería mi primer reflexión siendo bien pensado... si no fuera el caso pensaría que otro sindicato ya ha dado su conformidad a esa decisión.
El efecto de esa decisión empresarial es claro, y así lo dice el email que han publicado:

  • GC que se van a empresas ¿con qué garantías de carrera?
  • ¿Qué pasa con los GC que en su día se fueron a empresas? ¿tendrán opciones de reengancharse?
  • Y lo más preocupante ¿Qué negocio quedará finalmente en las oficinas?
La empresa se siente fuerte, tira millas con sus decisiones sin importarle los efectos que ellas tengan en los clientes, las oficinas y su plantilla.
Algo está pasando, algo está cambiando y no parece que esto sea a mejor para los que estamos en la red.
Ahora nos debemos preguntar ¿Qué segmento será el siguiente que saquen de la red? ¿qué acabaremos gestionando en las oficinas? ¿todo ello qué provocará en nuestros clientes?
Hace poco me llegó a las manos un documento que se titulaba Estudio de Emociones en el Sector Bancario de Particulares en España realizado por EMO Insights.
Lo curioso de este artículo era que pudo desvirtuar la idea original de la que partió el estudio: que siempre ha existido la creencia de que la elección de un banco es un proceso racional. En la relación con el banco, por tanto, se han detectado ocho emociones presentes en las reacciones subconscientes de la cartera de clientes: sorpresa, alegría, confianza y agradecimiento, entre los satisfechos; y decepción, irritación, frustración e inseguridad, entre los contrarios. Estos «síntomas» de que algo no marcha en la relación con el banco tienen que ser tenidos muy en cuenta, si se toma en consideración este innovador estudio que ha aplicado metodologías como el neuromárketing y que aporta métricas para gestionar emocionalmente a los clientes de la banca, puesto que la decepción es la emoción que más afecta a los clientes y puede desembocar, en muchas ocasiones, en el abandono de una entidad. Por término medio, tras una «decepción» el cliente tarda un periodo de un año y tres meses antes de decir adiós al que era su banco.
Con todo ello podemos hacer una reflexión sencilla ¿todos estos cambios de segmento, el ahora llevo yo a este cliente, mañana lo lleva el otro, ahora se pasa a esa oficina... da confianza al cliente? Son decisiones internas, que los clientes -por mucho que les expliques- no acaban de entender, ellos confían en ti, sabes todo de ellos, te quieren a ti con su persona de confianza.
Las grandes decisiones se toman en las torres, la realidad se aleja de esas decisiones... cada día el abismo es más importante.

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